Existen pruebas arqueológicas en A Pontenova que certifican que en la Edad de Piedra estaban pobladas. Más tarde aparecieron los primero castros, de los que se conservan numerosas muestra a lo largo de todo el territorio. Durante la Edad Media, toda la comarca estuvo dominada por el monacato, que colonizó y repobló tierras abandonadas por los sarracenos. Prueba de ello son los abundantes templos y construcciones religiosas que se conserva de esta época. En el siglo XVIII hubo dos fenómenos sociales que afectaron a estas tierras. El primero de ellos fue la fundación de la gran fábrica de Sargadelos en el municipio de Cervo, lugar del cual salieron los ladrillos que sirvieron para construir los hornos de las minas de Vilaodriz. El otro factor que condicionó la vida de A Pontenova fue, ya en el siglo XIX, la puesta en explotación de los yacimientos de limonita por parte de una sociedad vasca, explotación que continuó hasta la guerra española (1936-39). En el 1905 se inaugura la línea de tren que llevará los minerales extraídos de la mina de limonita (Vilaodriz) a Ribadeo. El tren descendía paralelo al río Eo, durante 34 km., haciendo llegar al puerto de Ribadeo los minerales extraidos. El tren también fue utilizado por viajeros. En 1964 el tres se clausura, conservándose los altos hornos como Parque Etnográfico y testimonio presenta de la gran importancia histórica de la actividad minera en A Pontenova. Desde los hornos de limonita, en la orilla del río Eo, se puede disfrutar y recrear el recorrido del antiguo tren, Vilaoudriz-Ribadeo siguiendo el trazado de la antigua vía, hoy convertida en Ruta Verde.

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La tradición ferrometalúrgica de la Pontenova se remonta en todo caso a tiempos más anteriores; las ferreirías de Bogo y las de Taramundi son las más importantes y trabajan constantemente desde el siglo XVIII. Pervive de esta actividad manufacturera artesanía de cuchillos de la Pontenova, de gran calidad y belleza. Otro aspecto de la vocación industrial de la comarca es la fábrica de carrocetas IPV, la genuina camioneta gallega todo-terreno. 

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A Pontenova por sus condiciones naturales cuenta con buenas aptitudes para el desarrollo de actividades al aire libre. Al lado de la belleza de sus paisajes, entre los que destaca el propio valle del Eo, se encuentra un rico patrimonio artístico y cultural. Existen habilitadas numerosas rutas para conocer más a fondo el patrimonio de A Pontenova.

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El Camino de Santiago Norte llega a la Pontenova remontando el valle del Eo desde Abres y Trabada en dirección a Riotorto y Meira. El Eo es uno de los mejores ríos de Galicia para la práctica de la pesca, encontrando en sus aguas el salmón, anguila y trucha. La trucha del Eo es precisamente la protagonista de la célebre Fiesta de la Trucha, convocatoria gastronómica muy popular organizada cada 1 de Mayo. Otra festividad importante es Las San Lucas de la Pontenova en Octubre. Se celebran ferias y mercados en domingos alternos.

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Además de disfrutar del atractivo natural de las tierras del Eo y de su deliciosa gastronomía, se pueden visitar antiguos monumentos prehistóricos como la anta de la Piedra del arca, las medoñas de Bogo y los castros celtas de Obispo en Rececende y Vilameá en la Pontenova. Muestra de la arquitectura hidalga de la comarca son las casas del Vilar y de Cancio en Alivio, la casa de Vilaxe en Xudán y la de Solar en la Pontenova. En el área de ocio de los Altos hornos, en las orillas del río Eo, está habilitada una playa fluvial muy concurrida en verano.